viernes, 26 de junio de 2009

También los reyes mueren

Hoy cumplo años. Treinta y tres. Como se verá, llevo algo más de tres décadas en esto de vivir, y sé que por esta fecha mueren muchas personas. Esta vez es Michael Jackson, el "Maikol", alguien que jamás pensamos iba a morir. A nosotros sí nos toca, simples criaturas descartables, pero nunca al Rey.

Yo confieso que siempre le hice un poco de rechazo a MJ. Me daba furia verlo tan deliberadamente a su merced. Cirugías, guantes, cámaras hiperbáricas, decoloraciones, fobias... Pero igual, siempre babeaba con sus clips, con su energía, con su estilo único, hasta que un buen día comencé a sentirle lástima. El tipo era una víctima, como tantas que he admirado. Entre todos lo fuimos deglutiendo. Le fuimos succionando su persona y su talento, algunos con las fauces más despiadadas que otros, con un modo de acechar más inescrupuloso.

De la conmiseración surgió cierta curiosidad y luego comprobé que sí, que aquel hombre era un fenómeno bajo cualquier prisma. Para bien y para mal, un "mostro". Me interesé por su carrera y por su arte. Le descargué en buen plan, como se dice, aunque me siguieran dando repulsión su físico y otros chismes muy polémicos, que sólo conseguían disparar los ratings.

Ahora ya ocurrió, el Rey ha muerto. No hay pendientes en su agenda. Su trono, sin embargo, queda habitado por su música. Y así permanecerá en el tiempo, como ocurre con los clásicos. Pasará la conmoción, pero no su obra. Mientras nosotros, los mortales, nos sumiremos cada día en nuestra vida, insulsa más o menos.

En este momento, otras monarquías tiemblan porque eclipsarán tarde o temprano. Otro rey ha de morir, llevándose consigo sus miserias y sus glorias, desatando lágrimas y risas. ¿El trono quién lo ocupará? ¿Cuál será el destino de una dilatada obra? ¿Qué nuevo poder emergerá? En cualquiera de los casos, aquí aun estaremos los mortales para verlo y reseñar entonces el suceso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario